Alex Builds His Farm

Alex es un niño vivaz y alegre al que le encantan la naturaleza y los animales. Suele ir a correr por los senderos del bosque con su perro Oscar. Todos los animales del bosque le conocen. Alex también es un gran soñador. A veces se sienta bajo un árbol y pasa las páginas de su libro favorito: El gran libro de la agricultura.

Se sienta allí disfrutando del sol, refrescado por una suave brisa. En esas ocasiones, Alex se queda dormido y sueña con una magnífica granja con vacas, graciosas gallinitas y cariñosos caballos. Un día, Alex y Óscar salieron a correr por un campo en la linde del bosque. En medio del campo había un espantapájaros para mantener alejados a los cuervos. Cuando Oscar y Alex pasaron cerca del espantapájaros, oyeron un ruido extraño. Alex se sorprendió y miró a su alrededor, pero no pudo ver nada extraño o inusual. Justo cuando Alex y Oscar estaban a punto de continuar su carrera, Alex escuchó el ruido de nuevo. Era como si alguien le llamara:
- ¡Psst! ¡Psst! ¡Alex, soy yo!
Era el espantapájaros. Alex no podía creer lo que veían sus ojos.
- Pero... Puedes hablar! dijo Alex sorprendido.
-Sí, claro que puedo hablar -dijo el espantapájaros-. Pero sólo hablo con los niños a los que les gustan los animales y la naturaleza. ¡Como tú, Alex!
El espantapájaros tenía una gran sonrisa. Parecía simpático y divertido al mismo tiempo. Volvió a hablar:
-¿Sabes qué Alex? A menudo te veo durmiendo bajo un árbol en el bosque. ¿Sabías que cuando sueñas en medio del bosque, tus sueños pueden hacerse realidad?
- Er... No, no lo sabía, dijo Alex.
-Bueno, como eres un buen chico y te gusta tanto la naturaleza, te voy a contar un secreto: cuando te despiertes, lo único que tienes que hacer es concentrarte muy intensamente en tu sueño y hacer todo lo posible para que se haga realidad.
- Eso es fácil! dijo Alex.
- Sí. Pero, sobre todo, ¡no debes olvidar divertirte! Otros
si no, ¡ya no es un sueño!
- ¡Gracias, Sr. Espantapájaros! ¡Es un gran secreto!
- ¡Adiós, adiós!
En cuanto Alex terminó de hablar con el espantapájaros, él y Miro corrieron más rápido que nunca en dirección a un gran roble, el árbol más majestuoso del bosque. Alex tenía ganas de ver si el espantapájaros había dicho la verdad. Se sentó bajo el árbol y cerró los ojos. Escuchó el canto de los pájaros y el sonido del viento en los árboles, pero Alex no consiguió dormirse. Estaba demasiado excitado por el secreto del espantapájaros. Así que cogió su libro favorito, el Manual del Buen Agricultor, y se puso a mirar los dibujos uno tras otro. Poco a poco, sus párpados se cerraron y se quedó dormido. Y soñó... Soñó con su familia y con una magnífica granja.