DoDonPachi DaiOuJou

Han pasado siglos desde la catastrófica guerra que estuvo a punto de costar la aniquilación completa de la raza humana a manos del trastornado comandante del Cuerpo DonPachi, un escuadrón militar de pilotos de cazas estelares conocido por su destreza en el combate y su desapego emocional (como resultado del inhumano entrenamiento al que son sometidos -el primer juego es un ejemplo de ello, con el aprendiz masacrando realmente a sus compañeros haciéndose pasar por el enemigo); Lo que quedaba de su ejército genocida fue reunido, transportado a la Luna y sellado dentro de una red de cuevas, dejado para que se pudriera mientras las pesadillas se desvanecían en la leyenda.

La raza humana volvió a florecer, hasta el punto de colonizar la propia Luna, siendo la megaciudad de Lunápolis el centro de la actividad humana en suelo lunar. Sin embargo, con el paso del tiempo, las máquinas dormidas volvieron a despertarse, se reconstruyeron, evolucionaron: las cavernas subterráneas del planeta se llenaron de todo tipo de máquinas de combate avanzadas e instalaciones de producción automatizadas, y en su centro se encontraba una plataforma fuertemente vigilada donde se reconstruía lentamente la máquina de combate definitiva del pasado, la abeja mecánica Hibachi (esta vez llamada 緋蜂, lit. "abeja escarlata"). Siguiendo aún su programación original, las máquinas rompieron el sello, invadiendo la superficie y haciéndose rápidamente con el control de la casi indefensa Lunápolis, cuyas calles e instalaciones estaban ahora completamente invadidas y plagadas de emplazamientos de artillería pesada.

Con poco tiempo de sobra, el Cuerpo DonPachi se reactiva, con tiempo suficiente para construir sólo dos cazas; no obstante, a cada uno se le concedió la asistencia de un Element Doll, droides sensibles altamente evolucionados (aparentemente extendidos en la sociedad humana para entonces, y tratados como poco más que esclavos) capaces de proporcionar datos tácticos y mejorar las propias capacidades de la nave. Sabiendo que la misión es plausiblemente suicida, las dos naves de ataque se despliegan en la superficie de la Luna, a las afueras de Lunápolis, solas contra un despiadado ejército de máquinas con un único objetivo: matar.