The Witcher: Adventure Game

Triss también debe haberlo percibido", pensó Geralt. Su medallón de brujo se movió en su pecho. Algún tipo de magia cercana, o alguna criatura de otra esfera. Cualquiera de las dos cosas significa problemas. Entonces, ¿por qué no ha dicho nada? "¡Estamos aquí! Y no es demasiado pronto: las llagas de mi montura estaban a punto de incitar un levantamiento". Dandelion siempre se quejaba con su voz interpretativa, para asegurarse de que sus problemas quedaran registrados en los asientos baratos.

Esta vez sus quejas parecían especialmente fuertes, como si estuviera gritando a algo en la oscuridad. Tal vez los habitantes de la cueva eran su público. Las cavernas, que en su día fueron una rentable mina de oro, habían sido durante décadas un lugar tenebroso e infestado de monstruos. Los aldeanos que se acercaban demasiado desaparecían sin dejar rastro.

Últimamente, sin embargo, la oscuridad había disminuido y nadie había desaparecido durante meses. Los ancianos de la aldea conocían a alguien que conocía a Geralt y le habían ofrecido una cuantiosa bolsa si reunía un grupo para investigar. Los ancianos afirmaban que la calma había alterado el statu quo de la aldea. Yarpen se acarició la barba y murmuró algo en voz baja. Había sospechado desde el principio que los ancianos no les decían nada. Pero había aceptado venir de todos modos. ¿Por qué? Y Triss... ¿por qué una hechicera de la corte estaba dispuesta a abandonar su puesto por un revolcón en una vieja mina? ¿Qué tenía de especial esta cueva? En cuanto se sumergieron en la oscuridad, Geralt supo que tendría que esperar una respuesta: la mirada hambrienta de los engendros que se arrastraban desde el vacío prometía mantenerlo ocupado durante un tiempo.