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El juego requería dos jugadores, cada uno con un arma, en lados opuestos del campo de juego. Cada jugador tenía un mando de posición vertical (un potenciómetro como el de Pong) y un botón de disparo. Cada pistola podía tener un disparo en el aire a la vez. Había una gran bola, que empezaba en el centro, y había pequeños topes en el campo de juego que hacían rebotar la bola. Intentabas "empujar" la pelota hacia la línea de gol de tu oponente disparándola. Cada golpe añadía un poco de energía y se necesitaban varios golpes para aumentar la velocidad de la pelota, pero luego había que tener cuidado con los rebotes de los parachoques. Un aspecto interesante del juego era la regla de un tiro por vez. Si el balón estaba en tu lado del campo, podías disparar más veces que tu oponente (a menos, por supuesto, que fallaras y tuvieras que esperar a que el proyectil cruzara toda la pantalla). Esto permitía lograr notables remontadas tras una derrota casi segura.