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Tras dos siglos de conflicto, las tres razas de la humanidad -los progenitores, los terranos y los jenquai- habían logrado un incómodo equilibrio de poder al dividir el espacio conocido entre ellas. Los Terran reclamaron la Tierra, sede de sus enormes corporaciones comerciales. Los progenitores genéticamente modificados, criados para la perfección, dominaban los desiertos de Marte. Y los Jenquai, siempre en busca del conocimiento, crearon grandes estaciones espaciales para orbitar las lunas de Júpiter. La paz se rompió cuando se descubrió la primera puerta estelar, un antiguo artefacto construido por un pueblo desconocido. Los Jenquai, que codiciaban sus secretos para sí mismos, ocultaron la Puerta a las demás razas. Pero sus esfuerzos fueron en vano; al cabo de unos meses, un espía empleado por el conglomerado terran InfinitiCorp reveló la existencia de la Puerta a los indignados terran y progenitores. De repente, la humanidad se vio abocada a un conflicto, una batalla épica por el control de la Puerta.

Las tres razas libraron una devastadora guerra de nueve años, bautizada como la Guerra de la Puerta, en la que se utilizaron armas mucho más mortíferas que las concebidas anteriormente. Se perdieron millones de vidas, y otros millones habrían perecido si los terranos no hubieran sorprendido a sus enemigos con una repentina propuesta de alto el fuego. Tras meses de negociaciones, las tres civilizaciones acordaron compartir la Puerta y declararon una paz incómoda. Sin embargo, InfinitiCorp tenía sus propios planes. En el mayor de los secretos, sus científicos habían aplicado la ingeniería inversa a la tecnología de la Puerta y, en pocos años, el poderoso conglomerado anunció a los asombrados mundos la génesis del Infinitigate.

Han pasado cincuenta años desde la invención del Infinitigo. Progen, Jenquai y Terran por igual han prosperado, extendiendo sus civilizaciones por una docena de sistemas estelares, explotando sus riquezas. Sin embargo, aunque las razas están en paz, la acritud permanece. La tensión y la desconfianza rigen las relaciones galácticas y todos los ciudadanos temen el día en que el espectro de la guerra vuelva a levantar su sombra.